sábado, 12 de mayo de 2012

Antes del atardecer


Los recuerdos son maravillosos si no tienes que afrontar el pasado.






 Recuerdo aquella noche mejor que algunos años de mi vida.









Una noche tuve un sueño horrible. Era una horrible pesadilla en la que tenía 32 años. Entonces desperté y tenía 23. Qué alivio. Entonces desperté de verdad y tenía 32.





La idea de que sólo haya una persona que nos complemente es diabólica.





 



Para mí, realidad y amor son conceptos contradictorios.





Somos el resultado de la suma de momentos de nuestra vida.




Si alguien llegara a tocarme ahora, creo que me descompondría en moléculas


 
Entonces pienso si no habré renunciado a la búsqueda del auténtico amor porque perdí la esperanza el día que no apareciste en Viena.





Necesito los pequeños detalles, son el reflejo de cada uno de nosotros. Es lo que echo de menos constantemente. Por eso no se puede reemplazar a nadie, porque todos estamos hechos de pequeños y preciosos detalles. 









Yo suelo sentirme como un bicho raro, no soy capaz de pasar de una cosa a otra así, sin más. La mayoría de personas, cuando tienen una aventura o una relación larga y rompen, la olvidan. Pasan a otra cosa y olvidan como si nada hubiera pasado. Yo jamás he olvidado a alguien con quien he compartido algo, porque cada persona tiene sus cualidades propias. No se puede reemplazar a nadie, lo que se pierde se pierde. Cada vez que he acabado una relación me afecta muchísimo, jamás me recupero del todo. Por eso pongo mucho cuidado en las relaciones, porque me duelen demasiado. ¡Aunque sea un rollo de una noche! No suelo tenerlos porque echaría de menos las cualidades propias de esa persona.







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